“El término iluminismo designa al movimiento cultural y filosófico europeo que se desarrolló durante el siglo XVIII, llamado por ello Siglo de las Luces.
Aunque tuvo repercusión en toda Europa, su carácter dominante se generó en los salones y clubes franceses, donde se prenunciaba la transformación en las ciencias y las artes que intentó ser compilada en la Enciclopedia. También se lo identifica como la Ilustración, ya que aquellos filósofos sostuvieron la misión principal de la educación. (...) Las características fundamentales del movimiento, que agrupó a pensadores pertenecientes tanto a la burguesía como a la nobleza, provienen del ideario de un nuevo clima cultural, más que de una escuela determinada. Con interpretaciones que varían según los autores, estas ideas se convirtieron en motor de una mentalidad, corporizando una teoría del progreso de la humanidad cuyo idealismo no se basaba en la religión sino en la naturaleza de los hombres. Esta noción optimista coincidía con el individualismo, que contribuyó a la disolución de las concepciones estamentales, el universalismo, asociado a la convicción de que cualesquiera sean las diferencias propias de cada sociedad el epicentro es la naturaleza humana, y sobrepuso como instrumento la razón, es decir, una idea de racionalidad no exenta de la pasión de edificar una ciudad a escala humana que elimine el error, la pobreza y ciertas tradiciones. Las investigaciones guiadas por la razón se diferencian del racionalismo del siglo XVII, adquiriendo por primera vez una base empírica. (...)
Finalmente, la crítica iluminista, capaz de cuestionarse a sí misma, encuentra como elemento nodal la libertad. Distinta de la libertad de los antiguos, la concepción de estos filósofos (excepto Rousseau) va a prescindir de la comunidad, priorizando las libertades de cada uno, en un esfuerzo frustrado por distanciarse del poder político desarrollando un criterio moral de lo privado. Las libertades proclamadas por los iluministas van a ser corregidas por decisión de la burguesía, y transformadas en derechos hacia fines del ‘siglo de las luces’. (...) Los iluministas, con su confianza ilimitada en la razón, se propusieron liberar al hombre de las supersticiones y jerarquías que no fueran acordes con ella. Basándose en el supuesto de que los métodos newtonianos se podían aplicar a los temas sociales, y con el objetivo de lograr resultados de carácter universal, creían que la razón, junto a la observación y a la acumulación de datos, era el instrumento idóneo para alcanzar la verdad.”
(Di Tella y otros, “Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas”. Ed. Emecé. Buenos Aires, 2001. pp. 355, 356)
Aunque tuvo repercusión en toda Europa, su carácter dominante se generó en los salones y clubes franceses, donde se prenunciaba la transformación en las ciencias y las artes que intentó ser compilada en la Enciclopedia. También se lo identifica como la Ilustración, ya que aquellos filósofos sostuvieron la misión principal de la educación. (...) Las características fundamentales del movimiento, que agrupó a pensadores pertenecientes tanto a la burguesía como a la nobleza, provienen del ideario de un nuevo clima cultural, más que de una escuela determinada. Con interpretaciones que varían según los autores, estas ideas se convirtieron en motor de una mentalidad, corporizando una teoría del progreso de la humanidad cuyo idealismo no se basaba en la religión sino en la naturaleza de los hombres. Esta noción optimista coincidía con el individualismo, que contribuyó a la disolución de las concepciones estamentales, el universalismo, asociado a la convicción de que cualesquiera sean las diferencias propias de cada sociedad el epicentro es la naturaleza humana, y sobrepuso como instrumento la razón, es decir, una idea de racionalidad no exenta de la pasión de edificar una ciudad a escala humana que elimine el error, la pobreza y ciertas tradiciones. Las investigaciones guiadas por la razón se diferencian del racionalismo del siglo XVII, adquiriendo por primera vez una base empírica. (...)
Finalmente, la crítica iluminista, capaz de cuestionarse a sí misma, encuentra como elemento nodal la libertad. Distinta de la libertad de los antiguos, la concepción de estos filósofos (excepto Rousseau) va a prescindir de la comunidad, priorizando las libertades de cada uno, en un esfuerzo frustrado por distanciarse del poder político desarrollando un criterio moral de lo privado. Las libertades proclamadas por los iluministas van a ser corregidas por decisión de la burguesía, y transformadas en derechos hacia fines del ‘siglo de las luces’. (...) Los iluministas, con su confianza ilimitada en la razón, se propusieron liberar al hombre de las supersticiones y jerarquías que no fueran acordes con ella. Basándose en el supuesto de que los métodos newtonianos se podían aplicar a los temas sociales, y con el objetivo de lograr resultados de carácter universal, creían que la razón, junto a la observación y a la acumulación de datos, era el instrumento idóneo para alcanzar la verdad.”
(Di Tella y otros, “Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas”. Ed. Emecé. Buenos Aires, 2001. pp. 355, 356)
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