domingo, 30 de mayo de 2010

Revolución Francesa.













“La Revolución Francesa se asigna así un lugar excepcional en la historia del mundo contemporáneo. En tanto que revolución burguesa clásica, constituye por la abolición del régimen señorial y de la feudalidad el punto de partida de la sociedad capitalista y de la democracia liberal en la historia de Francia. En tanto que revolución campesina y popular, por ser antifeudal sin compromiso, tendió en dos ocasiones a superar sus límites burgueses: en el año II, intento que pese al necesario fracaso, conservó durante mucho tiempo su valor profético de ejemplo, y cuando la Conjura por la Igualdad, episodio que se sitúan en el origen fecundo del pensamiento y la acción revolucionaria contemporánea. Así se explican esos inútiles esfuerzos por negar a la Revolución Francesa, peligroso antecedente, su realidad histórica o su especificidad social y nacional. Pero así se explican también el estremecimiento que el mundo sintió y la repercusión de la Revolución Francesa en la conciencia de los hombres de nuestro siglo. Este recuerdo por sí solo, es revolucionario: todavía nos exalta.”
(Soboul, Albert – “La Revolución Francesa”)



“Si fue la más ruidosa de las revoluciones burguesas, eclipsando por el carácter dramático de sus luchas de clases a las revoluciones que la habían precedido, ello se debió sin duda a la obstinación de la aristocracia aferrada a sus privilegios feudales, negándose a toda concesión, y al encarnizamiento contrario de las masas populares. La contrarrevolución aristocrática obligó a la burguesía revolucionaria a perseguir con no menos obstinación la destrucción total del viejo orden. Pero únicamente lo logró aliándose con las masas rurales y urbanas a las que hubo de dar satisfacción: se destruyó la feudalidad, se instauró la democracia. El instrumento político del cambo fue la dictadura jacobina de la pequeña y mediana burguesía, apoyada en las masas populares: categorías sociales cuyo ideal era una democracia de pequeños productores autónomos, campesinos y artesanos independientes, que trabajaran e intercambiaran libremente. La Revolución Francesa se asignó así un lugar singular en la historia moderna y contemporánea: la revolución campesina y popular estaba en el centro de la revolución burguesa y la empujaba hacia adelante.”
(Soboul, Albert – “La Revolución Francesa”)

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