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El fenómeno de
Entre estos requisitos cabe señalar: 1º el incremento de la productividad agrícola mediante una explotación científica (…), que suprime el barbecho (sistema Norfolk), y mejora las especies ganaderas merced al cruce de ejemplares seleccionados;
2º el desarrollo de un sistema de comunicaciones, por carretera, gracias al revestimiento de los caminos y por el agua mediante la construcción de muelles en los puertos (Liverpool en 1709), la apertura de los ríos a la navegación y la construcción de canales;
3º un sistema financiero que permite la movilización de capitales en forma de créditos con baja tasa de interés (del 8% a comienzos del siglo al 3% del Consolidated Stock en 1757) y facilita las transacciones mercantiles merced a un flexible mecanismo de pagos, tanto interior como exterior (papel moneda y sistema bancario. En 1750 hay 12 agencias fuera de Londres, que en 1810 se aproximan a las 800).
Dadas las condiciones citadas el desarrollo tecnológico constituye el factor decisivo en el impulso inicial. Los avances técnicos consisten de una parte en la aparición de nuevas máquinas y en la puesta en explotación de las fuentes naturales de energía hasta entonces sin explotar.
La industria textil sufría de un estrangulamiento en el proceso de producción debido a la insuficiencia de la rueca para proporcionar hilo en cantidades suficientes para el abastecimiento de los telares, carencia incrementada de resultas de la invención en 1733 de la lanzadera volante. Entre 1765 y 1780 aparecen diversos tornos de hilar (spining Jenny, water frame y la mule de Crompton) que resuelven problemas de la hilatura a cambio de invertir la coyuntura al crear una insuficiencia de telares que no se resolverá hasta la invención por Carwright del telar mecánico (1785), de los que en 1836 habrá cien mil unidades en Inglaterra. El desarrollo de la producción de telas conducirá a nuevas invenciones para facilitar la obtención de materia prima, como la desmotadora de algodón de Whitney (1794), o la manipulación de las telas (máquina de coser de Howe en 1846). Paralelamente se producen decisivos cambios técnicos en la industria minero-siderúrgica tanto en el transporte (rail de hierro colado de Curr en 1777) como en las condiciones de explotación (lámpara de seguridad de Davy) o transformación (fuelle de Smeaton, pudelación de Cort, rollin mill, etc.)
Hasta la segunda mitad del siglo XVIII la explotación de las fuentes naturales de energía, exceptuadas las de origen biológico, se había reducido exclusivamente a la utilización del viento (molino, navegación a vela) y de la corriente de los ´rios (molino hidráulico, navegación fluvial).
La producción de bienes realizada hasta entonces mediante el uso de herramientas (telar de mano, torno y rueda de alfarero), es decir instrumentos inertes que dependen doblemente del hombre por cuanto requieren la habilidad del artesano y la fuerza motriz de su brazo, se modifica radicalmente con la aparición de la máquina, que se independiza de las anteriores limitaciones y se constituye en núcleo del proceso productivo. La máquina, incapaz de sustituir al hombre en sus diversas actividades, le rebasa ampliamente en procesos determinados, por cuanto multiplica la velocidad y supera la falta de continuidad y control en la aplicación del esfuerzo humano. Las consecuencias que se derivan de los caracteres de la máquina son:
1º la sustitución del trabajo masculino especializado por el más económico de las mujeres y los niños, cuya carencia de fuerza y habilidad suple la máquina.
2º la descomposición analítica de las distintas operaciones del proceso de producción (división del trabajo) para aplicar en una o varias de ellas las posibilidades la máquina con la consiguiente inadecuación del artesano al nuevo trabajo.
3º la normalización de la producción que permitirá el fabuloso incremento en la cantidad de bienes fabricados.
4º el tamaño y el costo de la máquina impiden que el artesano conserve la propiedad de los medios de producción que pasan a manos del empresario capitalista, produciéndose el tránsito del taller a la fábrica, lo que determina un sensible empeoramiento de las condiciones laborales.
5º la competencia de la producción maquinista arruina al artesano, que se ve forzado a desplazarse en busca de la fábrica, convirtiéndose en un proletario desarraigado de su contexto social originario y obligado a vivir en el suburbio, al lado de las máquinas, por razones de economía de alojamiento y desplazamiento.
La utilización de máquinas se convierte en la decisiva realidad económica. La competencia propia de la economía del mercado determina la aparición de un sistema capitalista de producción y esto en dos fundamentales aspectos: 1º la parte del capital fijo aumenta, obligando a inversiones crecientes, que superarán la aportación del trabajo. La fábrica implica una importante movilización de riqueza que creará una creciente demanda de dinero en forma de capital, que a su vez hará surgir notable diferencias entre empresas países en virtud del capital industrial de que disponen (países capitalistas y subdesarrollados)
2º la apropiación privada del capital industrial, dadas las peculiares condiciones del sistema fabril y de la economía de mercado libre de trabajo da origen al sistema capitalista que a su provoca la lucha de clases.”
(Artola, Miguel – Textos fundamentales para